Sobre los concursos de fotografía

Hay un boom de concursos de fotografía. Por todos lados se pueden encontrar convocatorias abiertas: bancos, ayuntamientos, ONG´s, páginas web, hoteles y un sinfín de compañías y organismos están llevando a cabo concursos. Lo interesante de estos concursos es que en casi ninguno piden la clásica “fotografía de tamaño tal montada en un marco de tal material”, sino que ahora es “de tantos píxeles y que no pese más de tanto”, tampoco se da una dirección postal sino un correo electrónico (cada vez más de gmail). La facilidad de la fotografía digital, con sus costos nulos (una vez teniendo la cámara y el ordenador), con la fabulosa técnica de “ensayo y error” en tiempo real, y con la postproducción cada día más elaborada (léase el fotochopazo como dicen por ahí), hace que la organización de dichos concursos sea sencilla y barata y que para participar en ellos tampoco se requiera ser “un profesional”. Por otro lado, el costo se limita casi al premio (porque además los “jueces” en muchos de estos concursos son personas que entran a ver las fotos y las votan, muy a la usanza de los Reality Shows). Por otro lado, en algunos casos, una de las reglas de participación es que las personas pertenezcan a la institución organizadora o que participen activamente en alguna actividad (peregrinación a la virgen, feria de algo, etc.) y, dado que una cámara digital la tiene prácticamente cualquiera (aunque sea en el móvil), y que conste que estoy hablando de Europa, pues también es una forma “social” de conseguir “recursos digitales” (porque la mayoría de fotos ganadoras o se exponen o los utiliza el organismo que convoca para algo). Interesante, este asunto.

El espejo y la imagen, reflexiones fotográficas

En el mecanismo de una cámara reflex (que tiene más piezas que un auto), uno de los elementos básicos e imprescindibles es el espejo. Éste, permite que se vea reflejada la imagen que entra por la lente (de esta manera, cuando se dispara la cámara, el espejo se levanta y la luz que proviene de la lente se registra, bien en la película, o en el sensor). De esta manera, el espejo en una cámara reflex tiene la función de “reflejar” (mediar dirían por ahí) la realidad. ¿Qué sucede con las cámaras digitales? Las que casi todo el mundo tiene (las llamadas point & shoot), carecen de espejo. Lo que se ve en la pantalla es una “reinterpretación digital” de la realidad. Ahora bien, el punto de esta reflexión es el uso del espejo, ya no como parte del mecanismo de la cámara pero sí de la práctica de la fotografía. Es evidente que no hablamos de la misma función del espejo, pero sí de la misma tecnología (la de reflejar la luz) y con el mismo propósito (representar la realidad). Me llama la atención la gran cantidad de personas que se fotografían frente al espejo, esa práctica, cada vez más extendida, me da la impresión de que ha crecido hasta convertirse en una cotidiana, a partir de la emergencia de la tecnología digital. Quizá sea porque tomar una foto no cueste nada (si se tiene la cámara y el ordenador), quizá porque la posibilidad de repetición de la imagen es instantánea, quizá porque “el script” de lo digital esté hecho para tomar muchas fotos (de lo que sea) en lugar de capturar los “momentos claves” de la vida. Por otro lado, el tomarse una foto en un espejo implica que la persona que fotografía es la misma que posa y esa “doble identidad” resulta interesante (al punto de que muchas personas les llaman a estas fotografías “ego-shoots” o simplemente Ego, para muestra, un botón casi aleatorio). Y por otro lado, a diferencia de las auto-fotos en las que se utiliza el autodisparador, en las fotos frente al espejo, la cámara también es protagonista (muchas veces más que la persona), lo que me remite al asunto cyborg de Haraway.

Estoy a punto de irme de vacaciones pero cada vez me convenzo más de que mi tesis será sobre fotografía digital, total, amateur pero también me gustaría pensarme un poco fotógrafo (aunque en la era de Flickr, todo mundo lo es).

Fotografía digital, hacia un tema de tesis

Sigue resultándome interesante el asunto de la fotografía digital y poco a poco comienzo a enamorarme del tema como para que sea el tema de mi tesis. Una práctica que se ha instaurado en el nuevo piso (que compartimos dos doctorandos medio geeks) es el de tener la colección completa de Wired en el servicio de la casa. En una de esas sesiones, leía un artículo sobre el crowdsourcing (cómo les gusta inventarse neologismos a estos de Wired) y en él, contaban la historia de cómo un fotógrafo profesional no pudo vender sus fotos a una empresa que prefirió pagar una cantidad mínima (1 dólar) por una foto en un servicio como éste. Pensaba en Flickr y en la importancia de sus licencias. Yo no soy un entendido del copyleft (ni el right ni de ninguno) pero me queda claro que hay muchas fotografías interesantes en Flickr que no tienen licencias restrictivas y que podrían ser utilizadas comercialmente sin problemas. Si bien la cámara digital que me gustaría tener (a mi y a cualquiera creo) está a 5,000 dólares de distancia, la verdad es que equipos semiprofesionales y de calidad aceptable se pueden encontrar por mil euros (que tampoco es imposible con un poco de ahorro, no quiero ni contarles las cámaras que traen cargando algunos turistas que sólo las usan para tomar fotos a sus maridos y esposas con la catedral y el sol frente a ellos y ellas). Ahora bien, mi segunda pregunta es de orden estético y tiene que ver con la “construcción social de la mirada” ¿Dónde comenzará un trabajo “profesional” de fotografía y dónde terminará? ¿Qué variaciones estéticas habrá con la masificación, no sólo de la fotografía digital como práctica, sino de la posibilidad de distribución instantánea? Bueno, creo que hay elementos interesantes para una tesis.