Hace un tiempo visité el Museo de fotografía de Amsterdam (FOAM) en el que actualmente está presentándose la exposición: “What’s next?“, una reflexión conjunta sobre el futuro de la fotografía, como objeto, como institución y como arte.
(Paréntesis) Sin duda la obra de Erik Kessels es la que más atención ha tenido. El publicista, editor y fotógrafo Kessels, imprimió (¿todas?) las fotos que se subieron a Facebook y Flickr en un solo día. Los miles de fotografías impresas llenaban un par de habitaciones y se amontonaban en varias montañas que las personas iban pisando, observando y sintiendo a su alrededor. Kassels proponía, con esta instalación: “el tener la sensación de que se ahogaba en las representaciones de las experiencias de otras personas”.
Fruto de un año de reflexión, el número más reciente de su revista profundizaba en esta pregunta. El campo fotográfico, como muchos otros campos de la cultura, está en un proceso de reconstitución (luchando por el sentido, diria Bourdieu) . Incluso, en uno de los carteles colgados en la pared del museo, se hacía la pregunta si valdría la pena seguir pensando a la fotografía como concepto o si sería preferible pensar en otros como “medios basados en lentes” (lens-based Media).
Hay varios elementos para la discusión pero, a grandes rasgos, el campo está en lucha porque las divisiones que se habían creado en torno a la fotografía,están siendo retadas. Por poner algunos ejemplos, mientras que por un lado algunos de los actores principales de la era analógica están a punto de desaparecer, los smartphones, dispositivos que se piensan principalmente como teléfono, continúan su ascenso como las cámaras más usadas. Mientras que la curaduría fotográfica elitista lucha por apropiarse de las imágenes que se encuentran libremente en Internet, la energía y entusiasmo de cada día más personas, logran que sitios como Flickr se conviertan en interlocutores de primer orden sobre lo que significa la fotografía en la era digital. El rol del experto, del profesional y del entendido, se ve retado por los bloggers, los amateurs y los apasionados. La fotografía como algoritmo, como proceso foto-digital con su capacidad de manipulación y copia perfecta a costo cero, erosiona aún más la discusión sobre la imagen como copia fiel de la realidad mientras que, paradójicamente, dota de un mayor protagonismo al creador de imágenes. Finalmente, el nuevo escenario de las cámaras de videovigilancia y la cada día más creciente práctica del autorretrato, cuestionan lo que resulta público y privado en torno a la imagen.
¿Qué es lo que sigue para la fotografía? No lo sé pero mi interés radica principalmente en las luchas que están sucediendo por tener una respuesta.