Sigue resultándome interesante el asunto de la fotografía digital y poco a poco comienzo a enamorarme del tema como para que sea el tema de mi tesis. Una práctica que se ha instaurado en el nuevo piso (que compartimos dos doctorandos medio geeks) es el de tener la colección completa de Wired en el servicio de la casa. En una de esas sesiones, leía un artículo sobre el crowdsourcing (cómo les gusta inventarse neologismos a estos de Wired) y en él, contaban la historia de cómo un fotógrafo profesional no pudo vender sus fotos a una empresa que prefirió pagar una cantidad mínima (1 dólar) por una foto en un servicio como éste. Pensaba en Flickr y en la importancia de sus licencias. Yo no soy un entendido del copyleft (ni el right ni de ninguno) pero me queda claro que hay muchas fotografías interesantes en Flickr que no tienen licencias restrictivas y que podrían ser utilizadas comercialmente sin problemas. Si bien la cámara digital que me gustaría tener (a mi y a cualquiera creo) está a 5,000 dólares de distancia, la verdad es que equipos semiprofesionales y de calidad aceptable se pueden encontrar por mil euros (que tampoco es imposible con un poco de ahorro, no quiero ni contarles las cámaras que traen cargando algunos turistas que sólo las usan para tomar fotos a sus maridos y esposas con la catedral y el sol frente a ellos y ellas). Ahora bien, mi segunda pregunta es de orden estético y tiene que ver con la “construcción social de la mirada” ¿Dónde comenzará un trabajo “profesional” de fotografía y dónde terminará? ¿Qué variaciones estéticas habrá con la masificación, no sólo de la fotografía digital como práctica, sino de la posibilidad de distribución instantánea? Bueno, creo que hay elementos interesantes para una tesis.
Pues a fechas recientes también ha habido un crecimiento en el ámbito amateur en carácter de la estética “improvisada” o “desmaquillada” que me resulta interesante. Supongo que habrás escuchado o leído de la lomografía, cuya principal característica es tomar cámaras baratas (casi de broma) para producir imágenes a todas luces despojadas de la limpieza de lo digital. Me he dedicado a eso de unos meses a acá y es por demás satisfactorio dejar atrás, aunque sea de momento, la frialdad de los aparatos fotográficos digitales.
Las fronteras que dividían al trabajo profesional se desdibujan, eso es real. Habrá que ver si permanecen o desaparecen por completo.
Mi estimado Javier, tienes razón, ese asunto estético es por demás interesante. Sí, conozco las cámaras lomo (y quiero comprarme una un día de estos), y aunque yo discutiría un poco sobre “la limpieza de lo digital” y “la frialdad de los idem”, me parece interesante explorar más estas cuestiones.
En cuanto a lo de la frontera entre lo profesional y lo amateur, la pregunta interesante sería, depende de qué lado estés, si eso significa que cualquiera puede sobresalir por su trabajo más allá de sus posibilidades en equipamiento o si por el contrario, el trabajo profesional ha perdido su valor ante el maremagnum de producción de contenidos digitales. Habría que preguntar a ambos bandos a ver qué dicen.
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