Estaba cenando ayer en un restaurante árabe del Eixample cuando, en la mesa que estaba a mi derecha, llegó y se sentó una rubia de unos veintimuchos. Portaba un vestido ceñido con estampado setentero de tonos ocres, unas medias, casi de invierno, color café y unos discretos aretes que hacían juego con su maquillaje sobrio pero presente. Llegó sola y era evidente que esperaba a alguien. Un par de minutos más tarde, sacó un móvil de su bolsa y comenzó a ver las fotos que estaban guardadas en la memoria. Como yo estaba sentado de manera que ella me daba la espalda pero en diagonal, podía observarla perfectamente. Después de dar una vuelta por todas las fotos que tenía en su móvil (un nokia n73 de carcasa roja), puso la cámara delantera (ese móvil tiene una de mayor calidad detrás y una para videoconferencias donde está la pantalla) y se tomó una foto con cara de aburrida, después se la envío por un MMS a alguien. Siguió jugando con la cámara, tomándose fotos a sí misma y a las cosas de su mesa. Un rato más tarde, llegó su acompañante, un “chico de gimnasio” con camiseta apretada (como no) y bronceado perfecto. Se saludaron y pidieron comida como para un regimiento (de la cual sólo comieron la mitad). Él cogió el teléfono que ella había dejado sobre la mesa y, mientras llegaba la comida, comenzó a tomarle fotos a ella, luego ella le tomó fotos a él. Casi no hablaban, su interacción se basaba casi por completo en el mirar a través de la pantalla, fotografiar y luego comentar, mientras se intercambiaban de manos el teléfono, el resultado de las fotos. Cuando llegó la comida, él volvió a coger el teléfono y le tomó fotos a todos los platos mientras ella le pedía que le mostrase las imágenes. Así, mientras uno comía, el otro fotografiaba, esto duró unos minutos y luego dejaron el teléfono y comenzaron a comer ambos, dejaron de sonreír tanto. Antes de levantarme de mi mesa, noté que en la mesa de detrás de ellos, había 2 parejas que comenzaban a tomarse fotos con el móvil….
Para que luego alguien me diga que por qué hago una tesis sobre prácticas de fotografía en la vida cotidiana 😉
definitivamente, eres un voyeur.
Bueno, si utilizamos el francés, prefiero que me llames un flâneur 😛 (aunque debo reconocer que me excitan los datos etnográficos). Supongo que, así como se dice que los médicos son un poco carniceros, puedes decir que los etnógrafos (y que me perdonen por llamarme uno), somos un poco voyeuristas
Lo tuyo se llama “alevosía y ventaja”.
Saludos.
bueno… yo siempre digo que somos “cotillas sociales”
La verdad es que la otra metáfora de lo que hacemos es la del policia o detective, y en muchos casos es más que una metáfora, así que entre esas me quedo con la de voyeur y cotilla. Ese tipo de interacciones de las que hablas con el móvil las he visto también con las músicas y juegos, y en general, que dos personas, parejas, pero también amigos, estén interaccionando largo rato sólo acerca del contenido del móvil (SMS, fotos, videos, fotos, canciones), enseñándoselo y comentándolo. Eso si yo en mis crónicas etnográficas soy más benévola, o menos enjuiciadora, al describir las pintas de los observados (eh la envidia masculina no tiene nada que envidiar a la de las chicas para que luego digan)
realmente no se si es un poco voyeur o no, lo cierto es que cuando comenzamos a realizar investigación estamos mas atentos a este tipos de datos, y los vemos con otra mirada, pues, es que es evidente como el uso de dispositivos móviles esta generando nuevas pautas en el comportamiento social, pero ¿Y qué tal estaba la comida? 😉
No. Sin duda el mejor apelativo es, como bien dijiste, el de flâneur. Supongo que Baudelaire es uno de esos genios sin tiempo, claro que él hablaba de cómo los métodos artísticos tradicionales empezaban a no adecuarse a la vida moderna. Está claro que la palabra “arte” aquí no cabe, (y también lo está que ya Sontag habló hace mucho del papel del flâneur en la fotografía). Y es precisamente por todo esto que historias como ésta me ponen infinitamente triste, porque no puedo evitar pensar en personajes como Havey Keitel en Smoke, robándole aquella cámara a esa viejita ciega el día de navidad y tomando esa serie de fotografías CASI idénticas en la esquina de su tienda de tabaco. Aquella esquina se volvió mágica, ya no seré tan osada como para decir “arte”, pero Keitel sí se volvió (sans flâner) el perfecto observador de la calle. Si la fotografía va a convertirse en el medio en que dos memos que no tienen nada que decirse disimulen su escasez mental … es a William Hunt en la misma peli a quien hay que citar… “exactly, life just wouldn’t be worth living.” Habría que quemar los móviles con cámaras.
Con cariño,
una hereje
Qué buenos comentarios, este se ha convertido en mi post favorito, ciao raggazi
Bueno enfin, no quiero ser aguafiestas (para variar)… pero yo alguna vez critiqué el hecho de tocar mucho el tema de la fotografía en un blog como éste. epa, a ver si hay un malentendido… me refería a que se desviaba del asunto central. OK, acepté mi estúpido error ya que el estudio de mi querido culé de campoverde recogía esas preocupaciones. Dicho esto… me niego a que este episodio de “prácticas de fotografía en la vida cotidiana” sea tomado como un aspecto de la fotografía. ¡Por favor! Yo suelo silbar cuando camino solo… y eso no me hace músico ni mucho menos… suelo escribir mi nombre en formularios de este país (¡hay tantos!) y no soy escritor NI MUCHÍSIMO MENOS. Asi que por favor… ahora que eres voyeur, eres voyeur…
Salud gran amigo…. Saludame a las italianas…
In bocca al lupo….Ciao!
Descarao… A mí tb me llama la atención el uso de móviles para tomar fotos en casi cualquier contexto…
Pero no sé qué decir… pues yo tb saco mi cámara en cualquier lugar aunque por mucho menos rato! Y no para fotografiarme a mi misma tampoco…
No sé, antes cuando esperábamos leíamos, o nos poníamos a observar el entorno… con menos tensión, no? saludos
vivi
¡¡¡Epa!!!! ¿¿¿cómo que descarao??? 😛 No era ni mucho menos un juicio de valor, sólo pretendía maravillarme públicamente de lo que vi (y créeme, yo también soy de los que saco la cámara a la menor provocación). Es sólo que estoy tratando de ver este tipo de prácticas con “ojos de investigador”. Tampoco creo que sea tensión, ellos se veían muy relajados. Simplemente creo que cada vez más, la pantalla, la imagen, la práctica, son mediadores no sólo en la distancia. Gracias por pasarte por aquí Vivi (eres la primera flickera que deja un comentario, ojalá no seas la última).
🙂 jeje “descarao” … aquí cd decimos “descarao” significa “es verdad” , no te estoy llamando descarado 🙂
me gusta venir a tu blog, es interesante, divertido, y lo llevas bien…
disfruta de italia 🙂
Vivi
Ah! bueno, ya me había asustado 😉 Gracias por tus comentarios y que conste, todavía me debes la visita a mi grupo de Flickr. Ya regresé de Italia hace rato, ahora sólo me queda currar.