La fotografía ni se crea ni se destruye, sólo se transforma.

Después de la resaca editorial (gracias por sus palabras Tíscar, Adolfo, Fernando, Cristóbal y José Luís, cómo se ve que en las publicaciones aparecen los verdaderos amigos :P), continúo con lo que me convocará de aquí a los próximos tres años, el asunto de la fotografía digital. Peter Plagens, en su interesante y sugerente texto: ¿Ha muerto la fotografía?, publicado en Newsweek, hace una reflexión sobre “el significado artístico” de la fotografía y propone que la fotografía, como arte, “ha muerto”. Esto, según el autor, se debe a que su pretensión de representar a la realidad no es ya posible: “Estamos atestiguando toda esta transformación mágica y observando todos los trucos brillantes que han convertido a muchos fotógrafos- antes cobradores de la verdad- en conjuradores de la ficción” y por lo tanto “Los siguientes grandes fotógrafos- si es que habrá de haber alguno- tendrán que encontrar una forma de reclamar ese vínculo especial de la fotografía con la realidad. Y tendrán que hacerlo de una forma novedosa”. Bourdieu planteaba una reflexión similar al apuntar que la fotografía no gozaba del estatus social de la pintura y por lo tanto era un “arte medio” (o medianón según se vea). Por otro lado, en aquél libro sobre fotografía digital publicado en sus albores como boom, se proponía una preocupación sobre las posibilidades de la tecnología digital de “simular realidades” en lugar de representarlas (preocupación constante en toda la discusión de los 90s en torno a las TICs). Es decir, pareciera que la fotografía, tanto como arte como su percepción social, está relacionada directamente con la representación de la “realidad”. Ya esta postura podría discutirse, pero más allá de ello, lo que me parece clave (y por lo tanto se erige como una justificación para mi tesis) es la necesidad de generar datos empíricos y etnográficos sobre el uso y construcción social de la fotografía digital. ¿Qué es la fotografía? ¿Para qué y cómo se usa por determinados colectivos? Si ya no aspira a ser un arte “representacional”, ¿a qué aspira? ¿Aspira a algo?

Actualización:

En otro blog a la que se mata es a la fotografía de viajes.

 

Privacidad, leyes, ética y cabello rosa

Lo interesante de Flickr es que me parece que es una plataforma en donde se ponen en juego, en algunas ocasiones de manera abierta, las “controversias” en torno a la fotografía. Por ejemplo me encontré esta discusión (de la cual podría extraer un montón de preguntas de investigación), para los que no la quieran leer completa, la cuento. Resulta que un chaval pone un par de fotos de una chica en un foro y pregunta si alguien la conoce. La chica, que tiene un look del cual es muy difícil abstraerse, resulta que vive y pasea por el centro de Madrid y por lo tanto montón de gente la ha visto (y más de uno la ha fotografiado). Entonces, otra chica que pertenece al grupo de Flickr, un día se encuentra en una fila del cine a la del cabello rosa (para los que sigan pensando en que hay un online y un offline) y como conoce la discusión, se la cuenta, la chica edl cabello rosa se mosquea y le dice que no tienen derecho a hacerlo y que flipa. A partir de ahí, un foro que comenzó casi como una puesta en escena de cupido, se transformó en una discusión legal y moral sobre la privacidad, la fotografía, el arte y, aunque no se menciona, en última instancia Flickr mismo como plataforma social y su papel en las luchas simbólicas. Interesantísimo la verdad, de ahí, podrían emerger algunas preguntas interesantes:
¿Qué es lo público y lo privado y cómo se ha reconfigurado a partir de la emergencia de la “cultura digital” de la imagen?
¿Big Brother social o panóptico digital? (¿por qué la discusión es sobre un grupo de aficionados a la fotografía a los que les llama la atención una chica y no sobre las cámaras de seguridad que están en todos lados?)
¿Cuál es la ética de la imagen? (¿Debería haber alguna?)

Fascinante sin duda.

P.D. Ya tengo mi primer grupo en Flickr, veremos si hay alguien a quien le interesa. Se llama

Sensualidades Urbanas.

Actualización:

Bueno, parece que estoy discutiendo temas de actualidad,  en El País apareció una pequeña nota sobre los derechos de las personas sobre su imagen en Internet.

Leyendo sobre fotoblogs

“Navegando” por la Red en busca de textos interesantes, me encontré con uno llamado: “What does the photoblog want?” de Kris R. Cohen publicado en Media, Culture & Society. Una etnografía que realizó con 30 fotoblogers ingleses. Subrayo algunas cosas que me interesaron:
En su texto, el compa este plantea que, ante la emergencia de lo digital, y la consiguiente nulidad económica (una vez comprado el equipo) para generar fotografías, las personas tienden a fotografiar “la vida real” (es decir, las pequeñas cosas de la vida cotidiana). El autor utiliza esta reflexión como recurso para decir que, en contraposición con el señalamiento de que la fotografía digital introduce fisuras entre lo real y lo virtual (por la facilidad de retocar y con ello “crear” o “modificar” realidades).

Mas adelante, menciona que a los fotobloggers (no dice que a los que entrevistó, sino que implica un poco que a todos), no les gustan las poses y practican una fotografía “hiperrealista” e “hipernaturalista” (esto no lo dice él, lo digo yo sobre lo que él señala), prácticamente lo contrario a lo que hemos observado en el pequeño estudio de fotoblogs que estamos comenzando (quizá esta diferencia se deba a que la edad de sus entrevistados es de veinte años para arriba mientras que los adolescentes parecen preferir una práctica de “modelar” de forma juguetona y en ocasiones muy elaborada en sus fotos).

Otro elemento interesante es la relación que establece entre la práctica de fotografiar y la de “fotobloggear”, señala que ambos se inter-articulan. Es decir, según las respuestas de sus informantes, una de las principales motivaciones para tomar fotografías, es subirlas al fotoblog, lo que a su vez motiva que las personas busquen elementos para fotografiar (por ejemplo dando paseos por la ciudad).

Aunque el texto me parece en ocasiones un poco flojo (la conexión que hace al final con el concepto de “Deseo” de Deleuze y Guatarí me parece sacada de la manga por ejemplo), termina siendo por demás sugerente y se apunta un par de goles. Por ejemplo, cuando en las conclusiones señala que el fotoblog es lo que los fotobloggers quieren y al mismo tiempo la manera de conseguirlo, rompiendo de esta manera el asunto de la causalidad y planteando que el fotoblog es lo que divide la fotografía del fotografiar en “dos esferas de actividad separadas (temporalidades) y compromisos placenteros (deseos)” (p. 898). O por otro lado, cuando afirma: “En unión con el fotografiar,el fotoblog funciona como un verbo: motivando, justificando. En unión con las fotografías, el fotoblog funciona como un sustantivo: colección, sitio” (p. 898)