Nota 1
Richard Chalfen plantea que, detrás de la pregunta de qué ve-fotografía la gente con una cámara, está la pregunta de “¿cómo ve-mira la gente?” y apunta, con mucha inteligencia, que hay formas de mirar que necesitan formación (por ejemplo para entender la información de una radiografía o un radar). Por otro lado, el planteamiento tiene una segunda lectura cuando la pregunta se torna: “¿cómo actúa (posa) la gente ante la cámara?” y aquí las reminiscencias goffmanianas se dejan escuchar. En ese sentido, la relación entre mirada-tecnología-presentación (y en tiempos digitales agregaría posproducción y exhibición), empata de manera congruente con el modelo de análisis que proponía en el proyecto. Finalmente, de lo que se habla es de creación de subjetividades. Retomando la célebre frase de Dorothea Lang: “La cámara es un instrumento que enseña a las personas cómo ver sin una cámara”.
Nota 2
La idea de utilizar elementos visuales (fotos, videos, pero también gráficos, dibujos, etc.) como datos en una investigación sociológica, es por demás sugerente y parte de la base epistemológica de que estamos inmersos en una cultura visual. Por otro lado, cada vez producimos más imágenes y nos expresamos, comunicamos, construimos con ellas. Sin embargo, creo que debe tomarse con cuidado cualquier intento por su uso como material de investigación. No sólo por la sistematicidad y método que se siga, sino por la tentación constante de pretender explicar un hallazgo con base en la imagen. También, debe darse una discusión ética a profundidad. Jon Prosser, en su presentación, comentaba que los niños con los que actualmente está trabajando, quieren ser “estrellas de los medios” y buscan ser vistos lo cual genera grandes preguntas en torno a nuestro papel como investigadores al utilizar esas imágenes.
Nota 3
Las imágenes se erigen como “inscripciones” que pueden representar (y sintetizar) elementos clásicos del estudio sociológico, por ejemplo movilidad, clase social, capital cultural, etc. El trabajo de Paolo Parmeggiani sobre negociación, consumo y representación del espacio en Venecia es un claro ejemplo de un trabajo en ese sentido y una interesante experiencia en el uso de tecnologías digitales para la investigación social (por ejemplo la combinación de geotagging y fotografía para analizar las trayectorias de los turistas por la ciudad.
Entiendo que no se puede obviar la producción de imágenes en cualquier análisis de la vida cotidiana, porque como afirmas, vivimos rodeados de ellas y las producimos y reproducimos en contextos variopintos, por tanto, hay que usar las imágenes como un dato más. Sin embargo, no entiendo como justificas tus precauciones en su uso metodológico, a no ser que indiques que el peligro está en confundir el dato con el análisis. De lo contrario, no entiendo la frase “por la tentación constante de pretender explicar un hallazgo con base en la imagen”. Pienso en el trabajo pionero de Bateson y en que precisamente él afirmaba que la imagen es un buen instrumento para construir teoría.
Más que establecer una precaución a priori, lo que pretendía decir es que tampoco podemos partir de que la imagen por sí sola nos bastará como trabajo de campo. Si, también en el hecho de confundir imagen-dato con imagen-resultado. Estoy de acuerdo con Bateson y en mi caso, no podría no estarlo. A final de cuentas, creo que la clave está en la metodología y la epistemología de la imagen como elemento clave en el campo de estudio.
Especialmente cuando “los datos” pueden ser manipulados, mira esta historia de un académico.